“La casa de Tócame Roque”, editada por Roberto García de Mesa

 
Roberto García de Mesa, incansable en su actividad tanto ensayística como creativa, acaba de publicar una edición crítica de La casa de Tócame Roque.
Como es sabido, se trata de un texto difícil de presentar, dado que su autor nunca llegó a rematarlo, hay manuscritos diferentes y se han perdido partes importantes. Incluso, en sus dudas, Espinosa llegó a convertir el acto primero, “Maternidad” (título más que sarcástico), en obra independiente.
La edición es impecable, y sin atiborrar a notas el texto. El estudio inicial traza la biografía del escritor para sin dilaciones centrarse en la materia genérica. Como acontece con la pintura o el cine, más que de teatro surrealista hay que hablar del surrealismo y el teatro. La casa de Tócame Roque, en la literatura española, aparecería como un verdadero hapax si no fuera por el Hamlet de Pepín Bello y Luis Buñuel, que pertenece a la década anterior (1927). Roberto García de Mesa indaga las relaciones intertextuales con esa pieza, pero sobre todo con dos obras españolas de los siglos anteriores que ubican su acción en sendas casas de Tócame Roque: el sainete La Petra y la Juana, o el buen casero, de don Ramón de la Cruz, y la ignota novela histórica de Ramón Ortega y Frías La casa de Tócame Roque o Un crimen misterioso. Pero también es ineludible la conexión con el movimiento surrealista, y en particular con el Artaud de El teatro y su doble. Sutilmente se desvelan asimismo las relaciones del anteprólogo (“Habla un altavoz”) con los prólogos de Les mamélles de Tirésias, drame surréaliste, de Apollinaire, y de Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna (de quien se recuerda también Escaleras, que es de 1935, o sea de los tiempos en que Espinosa urdía su pieza). Destacaré por último la reflexión muy atinada sobre el concepto de “farsa”, que es como Espinosa designó a su Casa de Tócame Roque. Recordemos, con todo, que la base de este trabajo de García de Mesa se encuentra en su fundamental volumen El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936) (Idea, 2012), que tiene el valor añadido de situar esta obra de Espinosa en su paradigma insular.
Edita Invasoras, con sobriedad encomiable. En la cubierta, el mar de la isla de las maldiciones, en que hace muy poco situaba precisamente Alberto Mayol a nuestro escritor.
Espléndida edición y espléndido trabajo, que permiten por primera vez presentar esta obra clave de modo autónomo y perfectamente contextualizada y abordada.