Tres inéditos


Ya es casi imposible que aparezcan nuevos textos de Agustín Espinosa. Sin embargo, una pesquisa llevada a efecto por Joaquín Espinosa Chirino, nieto del escritor, incluía tres joyas.
La primera es esta imagen sobre el viaje de Francisca Palmesa, que ha sido posible añadir a la edición de Media hora jugando a los dados, como ilustración del artículo de 1933 “Salutación al sabio” (p. 196), donde escribe Espinosa:
“Yo he evocado la gesta de la esplendorosa Palmesa de Woelfel, marinera de nuestro mar, nauta de la peninsular cruzada. He hecho de ella un mito que, junto a Dácil y Hércules, San Borondón y Guillén Peraza, ilustrará un libro que elaboro a escondidas, en secreta complicidad con las masas atlánticas.”
La segunda es un dibujo que también ha sido posible añadir a los tomos, en este caso al de la Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930. En este caso corresponde al artículo de 1931 Cocteau en España” (p. 153). Como sospecho que este artículo se publicó originalmente en la prensa española, quizás allí iba acompañado del dibujo.


   Por último, la mayor sorpresa: el inicio del desaparecido acto segundo de La casa de Tócame Roque. Se trata de solo una hoja, llena de correcciones, en que se señala la alcoba de Eva, donde, en el acto primero, Amalia ha sido asesinada por su madre, y donde, en el acto tercero, Emma será asesinada por Julio. El nombre de Eva aparece tan solo en el epílogo, al enumerarse los nombres de los cadáveres que descienden la escalera. La sinopsis de este acto nos la da Julio en el acto tercero: Durante la Gran Guerra, fue casa de prostitución. Una madrugada, se oyeron tiros detrás de esta cortina. Eran disparados por un joven oficial americano sobre el cuerpo medio desnudo de una joven pupila. Debía de estar borracho. Cuando quisieron detenerle, se tiró por la ventana al jardín y murió a las pocas horas”.


 Esto es lo que ha sido posible transcribir:

La hermana
Acto 2º
Cuadro 1º
Salón íntimo en una casa de prostitución. Puerta lateral, que da a un pasillo. Arco, al fondo, con una gran cortina a medio correr, que comunica con la alcoba de Eva. Confortable y grato desorden. Muchos cojines, butacas muebles, alfombras, tapices. Desde una habitación del piso inmediato llegan vagos y confusos ruidos: cantos, gritos, música frívola de un piano, murmullo de conversaciones. Todos estos ruidos, comúnmente muy apagados, se avivan durante unos segundos, de vez en cuando. Es que alguien ha entrado o ha salido en la habitación donde se celebra la juerga. En la puerta lateral, Soledad, de espaldas. La voz de Jorge le contesta desde el fondo del pasillo.
Soledad. Tengo una estrella de cinco picos para colgársela en el corazón a un marinero.
La voz de Jorge. Tengo una jaula de veinte barras para encerrar en ella a una pájara boba.
Soledad. Tengo un arpón de diez anzuelos para pescar atunes estúpidos.